Photos and text by David Nuñez |
El cocotero es una planta fascinante. Se pueden aprovechar todas sus partes, por lo que en algunas culturas asiáticas recibe nombres como “mil usos” o “árbol de la vida”. Su fruto tiene diversos usos culinarios, medicinales, cosméticos y religiosos. El tronco y hojas se usan en la construcción. La fibra tiene diversos usos industriales. De la savia se producen bebidas alcohólicas, y el agua de coco puede ser utilizado como suero intravenoso. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial ante la escasez de sangre para transfusiones, llegó a utilizarse agua de coco como sustituto de emergencia. Su origen se disputa entre botánicos entre los Océanos Indico y Pacífico. Hay quienes alegan que la historia de su presencia en el Pacífico Americano es evidencia de que los antiguos Polinesios llegaron a Sudamérica mucho antes que los Europeos. Lo cierto es que llegó al Caribe apenas con la llegada de los Españoles hace aproximadamente 500 años. Se trata de una sola especie de distribución mundial, aunque existen numerosas variedades. El afán por cultivar frutos uniformemente grandes y redondos (en vez de la diversidad de variantes naturales de formas mas alargadas o más pequeñas) ha resultado en un problema típico de los monocultivos: una grave enfermedad que arrasa con una población genéticamente homogénea. El “amarillamiento letal” es causado por una bacteria que mata al cocotero en pocos meses, y transmitido por un insecto cixiido o “salta hojas”, nativo del Caribe. El insecto pulula en los céspedes de campos de golf y complejos turísticos- un ambiente artificial creado por el hombre- y la proliferación de estos desarrollos ha facilitado la explosión de esta epidemia. Dada la importancia comercial del coco, el desarrollo de variedades resistentes y medicamentos es un campo de investigación muy activo en el que se invierte mucho dinero. Sin embargo, la prevención parece ser la única solución duradera. Lamentablemente esto implica eliminar céspedes en climas tropicales costeros y diversificar el cultivo, y es poco probable que los intereses económicos permitan una solución sensata y ecológica. |
The coconut is a fascinating plant. All its parts are used, and in some Asián cultures it receives names such as “tree of a thousand uses” or “tree of life”. Its fruit has many different culinary, cosmetic, medicinal and religious uses. The trunk and leaves are used in construction. Its fibers have several industrial uses. The sap can be made into alcoholic beverages, and coconut water can even be used as an intravenous hydration fluid. In fact, during World War II during blood shortages it was even used in emergency transfusions. Its origin is debated among botanist between the Indian and Pacific Oceans. Some argue that the history of its presence on the Pacific coast the Americas is evidence that ancient Polinesians discovered South America long before the Europeans. What is certain is that it arrived in the Caribbean only with the arrival of the Spaniards a little over 500 years ago. It is a single species, distributed worldwide, though many different varieties exist. The zeal for uniformly large and round fruits (instead of the diversity of natural forms which may be elongated or smaller) has resulted in a problem typical of monocultures: a serious disease that devastates a genetically homogenous population. “Lethal Yellowing” is caused by bacteria which kills the coconut tree in a few months, and is transmitted by a leaf-hopper insect native to the Caribbean. The insect thrives on lawns of golf courses and resorts- an artificial environment created by man- and the expansion of such developments has resulted in this explosive epidemic. Given coconuts commercial importance, the development of resistant cultivars and drugs is an active field of research in which a lot of money is invested. However, it seems that prevention is the only true and lasting solution. Sadly this would imply eliminating lawns from tropical coastal climates and diversifying the crop, and it is unlikely that economic interests will allow a sound environmentally-friendly solution. |
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